/*AÑADIDO*/

viernes, 2 de marzo de 2012

EL FUNERAL CATÓLICO DE UN GAY

El pasado 1 de marzo aparecía en los medios de comunicación italianos una triste noticia, que ha provocado una enorme conmoción en el mundo de la música de este país, el fallecimiento, a causa de un infarto a los 68 años de edad en Montreaux (Suiza), del conocido entre sus colaboradores, compañeros y amigos, gracias a su incansable capacidad creativa y a su inagotable talento, como “el gladiador de la música”, Lucio Dalla, uno de los más importantes cantautores de la actualidad, que pasara a la historia como el compositor y letrista de éxitos tan populares y reconocidos internacionales como 'Caruso', que en 1986 inmortalizó el tenor Luciano Pavarotti. 

Su fructífera relación con España se inicia 1987, año en que visita por primera vez la capital en el marco de las fiestas de San Isidro en Madrid, en las que actúo a dúo con Ana Belén, con quien ha colaborado en varias ocasiones. Posteriormente publicó tres discos, que llevan por titulo 'Cambio' (1990), 'Amen' (1992) o 'Canzoni' (1996), con los que alcanzó ventas millonarias a la vez que consiguió, que canciones escritas por él fueran cantadas por intérpretes de la talla de Montserrat Caballé. Por ultimo en el 2004 participó en la grabación de 'Neruda en el corazón', homenaje al poeta chileno en el centenario de su nacimiento, junto a artistas consagrados y de tanta relevancia como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Ríos, Pablo Milanés o Ana Belén. 

Pocos días después de ser protagonista de los titulares de la prensa italiana por su desaparición, Lucio Dalla volvía a saltar a la palestra informativa debido a lo sucedido durante su sepelio cuando De Marco Alemanno, el joven actor y cantante, que hasta ese momento había sido presentado, públicamente como compañero inseparable del homenajeado, admirado y respetado por gentes de diversa cultura política y fe religiosa presentes en el multitudinario funeral celebrado el domingo 5 de marzo, sacudido las conciencias de los asistentes, quitándose la mascara y mostrando ante todos los congregados en la basílica de San Petronio de Bolonia, sus verdaderos sentimientos, actuando con la compostura, el dolor y la legitimidad de un viudo. 

De esta forma un secreto exclusivamente sabido por el entorno más íntimo y cercano del cantante, su verdadera opción sexual, se convertiría en un aspecto de su vida de interés y dominio general, capaz de generar una encendida y auténtica controversia suscitada por La influyente periodista Lucia Annunciata, que con sus contundentes afirmaciones en su programa dominical de RAI-3, ha logrado hacer estallar un debate latente sobre una cuestión, que todavía hoy en día divide a la sociedad italiana. 

La presentadora, que ha levantado un enorme vendaval de declaraciones a favor y en contra en todo el país con su manifiesta denuncia televisiva "El funeral por Lucio Dalla es uno de los ejemplos más fuertes de lo que significa ser gay en Italia”,”… la Iglesia, te concede funerales y te entierran por el rito católico, basta con no decir que eres gay” ha conseguido abrir de nuevo el debate sobre la compleja situación de los homosexuales, que se confiesan católicos en el seno de la Iglesia y la hipocresía, que pone de manifiesto la postura contradictoria mantenida por la Jerarquía Eclesiástica, especialmente en el país transalpino respecto a esta realidad, que aumenta progresivamente día tras día el distanciamiento irreversible entre la institución fundada por Jesucristo y el pueblo de Dios. 

Pero realmente y por aterrizar de lleno en el transfondo de tan peliaguda cuestión, el debate no debería centrarse en la supuesta incoherencia de una Iglesia, que por un lado condena la homosexualidad y por otro permite, que una persona, que disfruta de dicha inclinación sexual manifestada y reconocida públicamente posea el mismo derecho, del que goza cualquier otro creyente, el de la celebración de unas exequias como ultimo acto de despedida, que los seres más unidos a el durante su existencia terrenal, desean dedicarle y que reviste categoría de sacramento y que como tal no se le puede negar a nadie. 

Por consiguiente la auténtica crítica habría que centrarla en la actitud, con que en la actualidad la Jerarquía Católica sigue secularmente castigando a la homosexualidad, que fuerza a las personas lgtb, que además desde lo mas hondo de su corazón se declaran seguidores de Cristo, a ocultar en vida su verdadera orientación sexual, sobre todo si pretenden permanecer activos en el servicio a su comunidad; obligándolos a esconderse en la presunción de heterosexualidad, o lo que es lo mismo, en esa idea preconcebida, consistente en presumir que todos somos heteros mientras no se demuestre lo contrario. Presunción de heterosexualidad, que provoca una forma sutil e implacable de persecución, que forzó el silencio vital del inolvidable Lucio Dalla, roto posteriormente durante su funeral por su compañero sentimental. 

Pero a pesar de que la valiente periodista italiana no pusiera de lleno el dedo en la yaga, si debemos agradecerle, que nos haya abierto las puertas para arrojar luz sobre lo que es la esencia del problema, la doble moral de aquellos, que con su ejemplo de vida están llamados a hacer presente el amor, que Dios profesa a todas sus criaturas, sobretodo a las mas indefensas; y por el contrario practican justamente lo opuesto de lo que predican, causando un dolor inmenso e inmoral en los que sólo desean amar y sentirse amados, aunque sea por alguien de su mismo sexo.